jueves, 23 de mayo de 2013

EL BESO EN EL ARTE

 ARTÍCULO DE CARMEN LÓPEZ REY


"EL BESO EN EL ARTE”,
“¿Qué es un beso? Pues es, como opinan algunos, la argamasa, la cola y la liga dulce y firme del amor”
Robert Herrick (1591-1674)

Hola de nuevo, mis queridos amantes del arte, en esta ocasión y por encontrarnos en el mes que lo hacemos os hablaré de algo muy hermoso, del amor en el arte, de la representación de éste en la pintura y la escultura con imágenes de besos tan dulces como atrayentes.
El beso es mas antiguo que la pintura o la escultura y como tal ha sido tema de referencia para muchos artistas de todas las épocas, existiendo infinidad de obras que por desgracia no os puedo enseñar aunque os invito a que vosotros indaguéis un poco en el tema ya que estoy segura os apasionará y reconfortará estar ante imágenes tan bellas como las que estos artistas han legado a la Humanidad. Veremos dos grandes y archiconocidas obras cuyos títulos repiten aunque no sus autores y aún menos su técnica ya que una se trata de una pintura como es la de gustav Klimt y la otra de una escultura de Rodín. Aunque se trata de dos obras como ya he dicho muy conocidas intentaré contaros algo sobre ellas y sobre sus autores que aún no sepáis, vamos allá y espero que disfruteis con la lectura.

“EL BESO” de GUSTAV kLIMT óleo sobre lienzo de 180 x 180 cm (1907-08).

En esta grandiosa pintura Klimt consiguió relacionar la figura con el fondo creando la irrepetible atmósfera del abandono de los sentidos.
Nos encontramos a finales del siglo XIX en Viena, cuando en arquitectura, pintura y escultura se exponían los ideales del Modernismo. Klimt controlaba el mundo de la pintura, recibiendo multitud de encargos para decoraciones murales. Conoció la pintura innovadora belga, el Prerrafaelismo inglés, el arte bizantino en su viaje a Rávena en 1903, durante el que pudo admirar los mosaicos bizantinos donde predominaba el uso del color; de ahí que en sus obras se aprecie un gusto por los fondos dorados y por los diferentes materiales decorativos, además de un valor iconográfico en el que la figura femenina aparece demacrada y enfermiza. Genera una pintura resplandeciente y decorativa en la que abundan detalles de la estética bizantina, del arte clásico y hasta del arte japonés sobre todo del dibujo. El resultado es un arte culto y lleno de contenido e interpretaciones además de sumamente elegante, magestuoso y bello.

La obra más famosa de Klimt es “El Beso”, exhibida por primera vez en la Exposición de Arte de 1908 recibió un crítica formidable desde el primer momento. Las figuras de los amantes se sitúan sobre un fondo dorado y encima de un reducido y recortado prado repleto de florecillas. La pareja viste también de color dorado, adornadas sus vestimentas con rectángulos negros y grises el hombre y círculos de colores el de la mujer. La cabeza de la mujer presenta una escorzada postura, inclinada hacia atrás y vuelta hacia el espectador. El ceñido vestido nos insinúa sutilmente las formas femeninas, dejando ver piernas, hombros y brazos. El hombre también presenta una postura muy escorzada, sujetando con sus manos la cabeza de la amada, pero por el contrario solo deja ver la cabeza coronada de flores. Su ancho cuerpo y su actitud de dominio son dos elementos claves en la composición, interpretada por buena parte de los especialistas como una escena protagonizada por el propio Klimt y su buena amiga Emile Flöge. Utilizando esa especie de prado a modo de precipicio como símbolo de peligro al que podía dirigirse la relación, por lo que la mujer se aferra con sus pies a la pradera. El cuadro presenta otras muchas interpretaciones entre las que cabría destacar la que afirma que se trata del momento en el que Apolo besa a la ninfa Dafne que se está convirtiendo en laurel, de acuerdo con el relato de la metamorfosis de Dafne que se encuentra en la obra de Ovidio.

“EL BESO” de RODÍN. Mármol (1886)

La multiplicidad de perspectivas y el contacto directo con la luz y con la atmósfera de alrededor, consiguen crear una perfecta consonancia en todas sus partes.

Nos quedaremos en el mismo siglo pero en distinto lugar, de Austria nos marchamos a Francia donde la pintura lograba alcanzar todo su esplendor mientras que la escultura, parecía quedarse rezagada. Será ahora el Realismo el encargado de dotar de autonomía e importancia a la escultura supeditada hasta entonces a la arquitectura y a las artes suntuarias, siendo Rodín su máximo exponente y el encargado de cambiar el rumbo de la trayectoria de la escultura para poner las bases de los cambios artísticos del siglo XX. Estudió en la Escuela de Artes Decorativas de París y amplió sus conocimientos con extensos estudios de anatomía logrando alcanzar con ello la perfección de los cuerpos dentro de la escultura.

“El Beso” es una de sus obras más emblemáticas, la realizó en 1886 y fué exhibida al público por primera vez en el Salón de París de 1898. En ella podemos observar todas las características propias del artista como la existencia de multitud de puntos de vista, ahora la escultura deja de tener un punto de vista frontal para pasar a ser plenamente tridimensional. Lo que permite que el conjunto pueda ser observado y contemplado desde cualquier ángulo, obteniendo una estética igualmente bella desde todas sus partes. También, a través de este recurso, consigue dotar a la obra de mayor personalidad y naturalidad, acercándola al espectador a través de todas sus partes.
Se trata de la historia de dos personajes dantescos, cuya leyenda cuenta que Francesca da Rimini se enamoró perdidamente del hermano de su marido, qué a su vez también estaba casado. Este amor les llevó a la muerte, pues el marido de Francesca les descubrió, mientras ellos embelesados leían los amores de Lanzarote y Ginebra. Ofuscado por este descubrimiento el hermano de Paolo, les asesinó. El momento plasmado por Rodin en su obra capta este final como si de una fotografía se tratase, pues aparece el libro en la mano del hombre. El artista ha conseguido plasmar y transmitir el momento del beso, instante de máxima pasión, qué le es fácil emitir a través de esos cuerpos entrelazados que se funden en espiral y que trasladan su movimiento a todo el espacio que le rodea.
 

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